Lisboa

El viernes me llamaron de un estudio de videojuegos de Lisboa para ofrecerme trabajo... Lisboa... sol, buena comida, fados... Todavía me acuerdo de la sepia que me comí con Mariajo allí... Y la oferta es buena. Me pagan el viaje, dos mil euros de gastos, el piso gratis y dos mil limpios al mes. Me llamaron por teléfono el viernes por la tarde y el sábado por la manyana, mientras me tomaba el café con leche y miraba por la ventana de la cocina, valoré pros y contras y no la voy a aceptar. Me quedo en Helsinki. Y mira que esto no es para tirar cohetes, pero lo único positivo de irme para allá es el clima y el carácter de la gente, porque a nivel de trabajo es más de lo mismo, contrato hasta mayo y luego ya veremos bla bla bla... me suena demasiado. Y si me falla el trabajo allí, me veo cantando fados en el puerto para ganarme unos euros, porque no hay mucha oferta de trabajo para gente como yo. Me vine para aquí arriba por varios motivos, unos personales y otros profesionales. Los personales desaparecieron rápidamente, pero los profesionales siguen ahí. Aquí hay más empresas de juegos, estudios de animación y bastantes editoriales, tanto de libros como de cómics. Y mi horario de trabajo me permite ir haciendo cosillas para poder dedicarme a la ilustración de nuevo o al cómic o simplemente dar un paso adelante en mi trabajo, en la calidad que puedo dar... Así que aquí me quedo.
Me acabé el café con leche, me di una ducha y me fuí a buscar un centro de yoga, con la tranquilidad que me da siempre el tomar una decisión y con la sensación agradable de que había tomado la correcta. Y por primera vez con la certeza de que ahora sí, estaba viviendo en Helsinki. Y es curioso, la ciudad me pareció más amable, la gente más sonriente y hasta salió el sol un ratito, que a fin de cuentas, es el mismo sol de Lisboa.